viernes, 26 de septiembre de 2008

Capitalistas del mundo, hundíos

Uno de los lemas más destacados del siglo XX fue "trabajadores del mundo, uníos". Parafraseando esa frase histórica y famosa, ahora podríamos decir "capitalistas del mundo, hundíos", o "bancos del mundo, hundíos", o "bancos de Estados Unidos, hundíos", porque cada una de ellas o todas juntas se pueden aplicar a la grave crisis financiera que vive hoy la economía norteamericana.
Después de la recesión de los 90, en EE.UU. se promovió agresivamente el endeudamiento de sectores sociales con bajo poder adquisitivo, a los que se les aprobaron "alegremente" préstamos inmobiliarios llamados hipotecas basura (o “subprime”). La poca solvencia de este grupo de deudores no era problema mientras la máquina funcionara y así el boom inmobiliario se convirtió en la locomotora que tiraba de la economía norteamericana. Pero como el modelo económico se sustenta en el movimiento especulativo de capitales algún día eso tenía que explotar, porque no es más que especulación que levanta un castillo de arena.
Uno (yo en particular) esperaba que en Chile hiciera crisis este modelo perverso, porque las utilidades del sector financiero chileno son demasiado escandalosas, demasiado ofensivas y agresivas para con la gente normal, pero uno desconocía lo que se estaba cocinando al interior del imperio. Con el agravante que esa situación se daba con un gobierno incompetente que encabeza un tipo que cree que todo el resto del mundo son terroristas enemigos de él y que no tiene atención para nada más. Y esa ineptitud ha ayudado a acentuar la actual crisis, grave desde todo punto de vista, porque ha llegado a límites sin duda insospechados.
En las últimas semanas, el mundo ha mirado atónito como Estados Unidos experimentaba situaciones propias de los países subdesarrollados: la nacionalización, quiebra y rescate de la mayor empresa aseguradora del mundo: AIG; de dos de los cinco principales bancos de inversión: Lehman Brothers y Merrill Lynch; de las dos mayores agencias hipotecarias: Fannie Mae y Freddie Mac y hoy del banco de ahorros Washington Mutual. La pérdida de valor de esas empresas financieras ha sido de grandes proporciones.
El gobierno ha presentado un plan de rescate por 700 mil millones de dólares, que el Congreso no aprueba hasta que no se den garantías de que se hará buen uso de tan inmensa cantidad de recursos (además que los senadores republicanos no quieren que intervenga el Estado). Porque entre las muchas causas de esta crisis están la incompetencia y avaricia de unos pocos (como bien lo describió Eduardo Frei) y los exhorbitantes sueldos que siguen recibiendo los principales ejecutivos de estas empresas financieras, mientras miran derrumbarse a sus pies esos monstruos de papel que han ayudado a levantar.
Desgraciadamente estas crisis terminan afectando al resto del mundo y sobre todo a los países pequeños y dependientes, cuyas economías no tienen capacidad de enfrentar el oleaje que generan estos tsunamis del todopoderoso centro del capitalismo. Y si bien por una parte alegra ver como se desmorona la economía norteamericana, por otra produce una preocupaciíon e inquitud muy grande, pues como se ha dicho siempre en América Latina: "cuando Estados Unidos estornuda todos los demás nos resfriamos".
Veamos que pasará en los próximos días (pues hablar de semanas en esta situación puede ser mucho tiempo). Reflotar la economía norteamericana, generar confianzas, reactivar la producción y el consumo, son quizás las más complicadas tareas que el ignorante e incapaz George Bush le dejará a Obama (o McCain) a partir de enero.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Renatus,

Es cierto, esta crisis encierra muchas paradojas, enseñanzas e ironías. La primera, es constatar como el Gobierno de EE UU adopta las mismas medidas de salvataje que adoptaron los países "subdesarrollados" e incluso los de corte socialista. De ahí que hayan salido varias caricaturas presentándole al Tío Sam con rostro de Carlitos Marx. Al parecer, las tesis del neoliberalismo se hicieron pedazos.

La segunda es ver como la gente común en EE UU reacciona ante el hecho también increíble de que la crisis se pretende salvar con el dinero del contribuyente, de lo que esquilma el gobierno a los giles de abajo y que supuestamente debería ser usado en su beneficio. O sea, el costo de la farra la pagan los que ni siquiera podían acercarse a la ventana de la fiesta neoliberal. De ahí que ahorita haya gran indignación en EE UU con tales medidas y que se proponga que esa inmensa masa de dinero debería ser más bien destinada a los que han perdido o están por perder sus casas o pequeños negocios, a la educación o a la salud, que a los bolsillos de los miserables banqueros y especuladores. Si ese fuera su destino, ahí si habría verdadera reactivación de la Economía y, oh ironía, seria como vivir en un país socialista en que la riqueza es redistribuida hacia abajo, hacia el pueblo. Obviamente, nada de esto último va a pasar, pese a que los ánimos estarían preparados para eso, por lo que no queda más que persignarse y prepararse para aguantar lo que venga, pero con la película clara. Los ricos salvaran el bulto y los muebles; el resto que se joda. No les vendría mal una guerrita más por ahí con cualquier republiquita de mierda.

Ahí te mando unas caricaturas que muestran muy bien la situación
.

Anónimo dijo...

Renato,

No se como mandarte al blog las caricaturas ofrecidas, asi que te las mando por e-mail, ya?

Pepe

Renattus ® dijo...

Gracias Pepe por el comentario. Estás allá mismo, en el corazón del imperio (y en el corazón más desvalido además), así que tiene más valor. Las caricaturas ya las subí, gracias.

Anónimo dijo...

Renato:
En el Ecuador existe la sospecha muy fuerte de que son exalumnos de Mahuad de la Universidad de Harvard los que están manejando la crisis.
Un abrazo.
Edmundo