domingo, 31 de octubre de 2010

La otra visión de Kirchner

EL ODIO DE LOS QUE ODIAN

Por Luis Bruschtein, de Página/12

Despido al hombre que dijo cuando asumió la Presidencia que “todos somos hijos de las Madres de Plaza de Mayo”, porque soy hijo de una madre de Plaza de Mayo y me sentí su hermano. Y porque esa frase le hizo ganar el odio de todos los amigos y cómplices de los genocidas, empezando por el director de La Nación José Claudio Escribano. Despido al hombre que obligó al bloque parlamentario de su partido a votar el proyecto de la izquierda para anular las leyes de la impunidad, lo que le ganó el odio del ex presidente Eduardo Duhalde, que trataba de impedirlo presionando a los legisladores sobre los que todavía tenía influencia. Lo que también le ganó el odio de la cúpula de la Iglesia Católica.
Despido al hombre que algunos pícaros acusaron de “robar con los derechos humanos” y es al revés: los derechos humanos están en deuda con Néstor Kirchner. En cambio, los que lo acusaron usaron los derechos humanos para hacerse famosos. Y cuando fueron famosos cambiaron de bando para defender a los monopolios mediáticos y criticar a los defensores de los derechos humanos. Despido al hombre que habló de la vergüenza de la Corte menemista y arremetió democráticamente hasta conseguir la conformación de una Corte independiente –la primera en decenas de años–, que incluso le falló varias veces en su contra.
Despido al hombre que en Mar del Plata le dijo a George Bush “no nos van a patotear”, cuando querían imponer el ALCA a través de los gobiernos que en ese momento eran mayoría en América latina. Se habían ido Tabaré y Lula y sólo quedaban Kirchner y Chávez y entre los dos impidieron la concreción del tratado de libre comercio continental que impulsaba el presidente norteamericano. Y ese “no nos van a patotear” le ganó el odio de los adoradores locales del “american way of life”, que lo acusaron de populista y autoritario. Despido al hombre que con la presencia en la Argentina del presidente norteamericano organizó un acto donde el principal orador fue el presidente Hugo Chávez, el latinoamericano más odiado por Bush y a quien había tratado de voltear con un golpe de Estado.
Despido al hombre que apenas asumió la presidencia reivindicó la entrega desinteresada y la lucha de una generación masacrada, lo que le ganó el odio de la mediocridad ochentista de los dos demonios y de los acomodaticios. Despido al hombre que el mismo día que asumió realizó un gesto de soberanía inédito y permitió que Fidel hablara en un acto masivo en la Facultad de Derecho que fue transmitido por la televisión. Era el momento de mayor aislamiento de la Revolución Cubana, cuando muy pocos gobiernos tenían la valentía de recibir a Fidel en sus países. Despido al hombre que le dio una mano a Cuba, cuando Cuba estaba aislada.
Despido al hombre que vio la importancia de la alianza con Lula y Chávez, que impulsó como pudo el triunfo de Tabaré en Uruguay y después de Mujica, el hombre convencido de la necesidad de la unidad latinoamericana y el que la impulsó como ningún otro político argentino, primero como presidente de la República y después como secretario de la Unasur. El primero en organizar la solidaridad con Ecuador cuando fue el intento de golpe contra Rafael Correa, el que se ofreció como mediador de paz en Colombia, el que impulsó la defensa de Evo Morales contra los intentos separatistas de la derecha boliviana en Santa Cruz de la Sierra.
Despido al insólito presidente que no quiso nunca reprimir la protesta social, que ordenó a las policías hacer la seguridad de las marchas sin llevar armas de fuego. Y lo hizo cuando las protestas piqueteras se repetían en Buenos Aires y sectores de la clase media pedían frenéticamente mano dura. El hombre que convocó a los piqueteros a su gobierno y los designó en funciones estratégicas en la gestión de políticas sociales, internacionales y de derechos humanos. Los piqueteros eran los dirigentes sociales más demonizados por los medios y por ese sector de las capas medias urbanas.
Despido con el alma al hombre que alivió la espalda del país de la carga más pesada de su historia: la deuda externa y el Fondo Monetario Internacional. El que se peleó con su ministro de Economía, Roberto Lavagna, que quería aflojar en la negociación. El hombre que negoció con fiereza en defensa de los intereses de su país y logró la quita más grande en la historia de la deuda externa mundial. Con el que disentí pensando que era mejor declarar la deuda inmoral e ilegítima, pero que el desarrollo de los hechos demostró que el mejor camino era el que había elegido Néstor Kirchner. Despido al hombre gracias al cual no hay más monitoreos del FMI sobre la economía argentina exigiendo ajustes, enfriamientos y flexibilización laboral.
Y despido al hombre que decía con ironía “¿Qué te pasha Clarín? ¿Estás nerviosho?”. El gran polemista, el que entendió que la verdadera paz está en la polémica y en poner las contradicciones sobre la mesa. El que entendió que los falsos consensos entre los poderosos solamente provocan más violencia reprimida que en algún momento explota.
En un país donde cada gobierno había acrecentado la cantidad de pobres, desocupados y excluidos que dejaba el anterior, su gobierno fue el único que hizo disminuir esas cifras, el único que aumentó a los jubilados y decretó el retorno de las paritarias.
Hasta el día anterior, cada una de estas cosas parecía imposible. En mi caso, creí que nunca vería el juicio a los represores o la salida del país de la pesada carga de la deuda y el cepo del FMI. No lo esperaba y en lo personal traté siempre de mantener una mirada profesional y periodística, lejos de la obsecuencia, de la adulación o de la alabanza fácil. Pero ahora lo despido como a un hermano, con todo el dolor del alma.

Reproducido de Página/12 de Buenos Aires, 28 de octubre 2010.



Actuación grabada el 24 de marzo de 2004 en la inauguración del "Museo de la Memoria", en el edificio de la ESMA, Escuela de Mecánica de la Armada, en Buenos Aires, que había sido centro de torturas durante la dictadura.
Dictadura que había comenzado 28 años antes, el 24 de marzo de 1976, con el golpe militar, y que dejó miles de desaparecidos, torturados, muertos y exiliados.
El presidente Néstor Kirchner impulsó la transformación de la ESMA en un lugar para la cultura, las artes, los derechos humanos y el NUNCA MAS.
Víctor Heredia, León Gieco y Joan Manuel Serrat fueron parte de este simbólico acto.

lunes, 11 de octubre de 2010

Una operación impecable, 100 puntos

Todo indica que los 33 mineros atrapados al fondo de la mina San José desde hace más de 60 días serán rescatados muy pronto. Si todo sale bien (como debiera) el mundo entero se llenará de emoción al ver emerger a la superficie a esos hombres cuyas penas y alegrías a 700 metros de profundidad se han seguido día a día en todo el planeta.

Pero el rescate es el punto culminante, es la consecuencia de las acciones que los equipos técnicos han desarrollado durante estos dos meses y que solo pueden calificarse de brillantes. Eso es lo más notable de esta epopeya. No se han escatimado esfuerzos ni recursos, pero los técnicos siempre han sabido claramente qué es lo que necesitaban en función del objetivo prioritario: rescatarlos con vida.

Se han traído máquinas perforadoras desde Sudáfrica y Punta Arenas, taladros desde Canadá, el cable anti-rotatorio para sacarlos desde Alemania, otros elementos desde Austria y otros países; expertos de la NASA vinieron a apoyar las tareas; la cápsula de rescate se construyó en los astilleros de la Armada, mientras la Fuerza Aérea destinó dos helicópteros que ya están haciendo vuelos de ensayo. Además se ha utilizado la tecnología de punta, de última generación para mantener el contacto con el fondo de la mina, para controlar su salud durante el encierro y durante el izamiento de la cápsula a través del ducto de rescate. Nada se ha dejado al azar, es una operación realmente espectacular en ese sentido.
Hay equipos médicos y sicológicos trabajando las 24 horas del día en función de darles el mejor apoyo a los mineros y todos sabemos ahora que una perforadora se llama Strata 950 y la otra T-130.

Los equipos encabezados por el ingeniero de CODELCO André Sougarret han dado muestras de una sabiduría, eficiencia y conocimiento absolutamente relevantes. Sin duda que los héroes de esta historia son los propios mineros, pero sin la experimentada conducción de los equipos técnicos probablemente nada habría sido igual. Creo que es justo reconocer que estos equipos han demostrado una capacidad y preparación notables.

Y confiemos en que todo llegará a buen término, que los 33 de Atacama volverán a sus hogares sanos y salvos. Todo indica que ese debiera ser el resultado final de esta operación, porque su preparación ha sido impecable y no ha mostrado ninguna falla. ¡¡Bravo por eso!!

jueves, 7 de octubre de 2010

Vargas Llosa

Desde hace muchos años tengo una opinión muy clara sobre Mario Vargas Llosa: me parece un ser humano abominable, a la vez que un gran escritor. Y esa dualidad resulta bien incómoda, porque por su literatura solo puedo alabarlo, aunque como persona me repugne.

Sin embargo, como la concesión del Premio Nobel que se anunció hoy es al escritor, es por sus méritos literarios, ¡¡es más que merecido!!

Sin lugar a dudas, Vargas Llosa es un personaje destacado de las letras latinoamericanas en los últimos 40 años. Sus libros no solo son de una exquisita escritura, sino también son unos libros fantásticos que en todas las épocas uno se devora con avidez.

Cuando pienso en los libros de Vargas Llosa (y lo hago muchas veces en el tiempo, porque conversar sobre sus libros es un gran ejercicio) me resulta imposible decir cuál es el que más me ha gustado, pero sí puedo decir cuáles son los que me han parecido mejores:

- "La tía Julia y el escribidor", sobre todo por la forma como describe al escribidor y el pequeño mundo de su radio y su cuarto en el que se desenvuelve;

- "Pantaleón y las visitadoras", es una volada tan increíble que no sé de donde sacó tanta capacidad lúdica para inventar esa situación y esos personajes, tanto así que hasta la película (más allá de la grandiosa Angie Cepeda) es de una riqueza extraordinaria;

- "La guerra del fin del mundo", quizás para mí la mejor de sus novelas, en que describe magistralmente la guerra de Canudos, una locura colectiva ocurrida a fines del siglo XIX en el nordeste brasilero, en que las masas milenaristas del sertao siguieron al iluminado Antonio Conselheiro;

- "La fiesta del Chivo", un mamotreto de aprox. 600 páginas que uno no lo puede dejar hasta terminarlo, sobre la vida en República Dominicana durante la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo («el Chivo») y su asesinato; también una obra maestra.

Muchos otros libros, como "La ciudad y los perros", "La historia de Mayta", "Los cachorros", así como sus múltiples ensayos, aumentan su fama pero no me han causado un impacto similar al de los nombrados.

Por todo ello, solo puedo decir «felicitaciones señor Vargas Llosa», porque el Nobel es un premio merecido a su trayectoria literaria.