lunes, 26 de mayo de 2008

A Tirofijo lo devoró la selva

Por Santiago Escobar Sepúlveda (*)

La muerte de Pedro Antonio Marín, o Manuel Marulanda Vélez, o simplemente Tirofijo, en las entrañas de la selva colombiana, tiene un hálito de la tragedia que alumbra la novela “La Vorágine” de José Eustasio Rivera. En ella se describe como la selva, con todo su horror y salvaje violencia, domina a los seres humanos y los transforma en criaturas irracionales. La frase final parece el epitafio de Marulanda y las FARC: “Los devoró la selva”.
Luego de 60 años en guerra con el Estado, 44 de los cuales como jefe de las FARC, ni Tirofijo era el mismo que entró a la selva, ni tampoco lo era su guerrilla. La ideología contra la injusticia y la violencia del Estado conservador que en 1948 lo echó al monte, se había rutinizado en la simple sobrevivencia de un aparato militar que no aspiraba a ganar sino a no perder. Y que para financiarse hacía lo mismo que cualquier banda armada que controla un territorio. Explotar las fuentes de recursos significativos que este le ofrecía, en este caso desde el narcotráfico hasta la industria de los secuestros. Aunque ellos no fueran inventos económicos de la guerrilla. Sabía que su única posibilidad de futuro estaba en la paz y en las ciudades, pero no tuvo habilidad ni confianza para conseguirlo.
Es un hecho que la interpretación más obvia es que al debilitamiento político y militar de la guerrilla de los últimos meses, con bajas importantes en su mando máximo, se agrega ahora la muerte de su líder mítico, quizás el último elemento básico de su cohesión, lo que sería el fin de las FARC.
Pero el relato no está completo si no se considera dos dimensiones esenciales de la ecología política colombiana, y que hacen que todo vuelva a ocurrir. La primera es su capacidad prodigiosa para producir fenómenos violentos, de los cuales las FARC es sólo uno más, aunque fuera el más desafiante para el Estado colombiano en las dos últimas décadas. A el se debe agregar el narcotráfico, el paramilitarismo, y toda la criminalización del poder político, cuyo ejercicio gamonal ha terminado haciendo del asesinato de dirigentes políticos la variable de mayor regularidad en el sistema político colombiano.
La segunda, íntimamente vinculada a la primera, es la capacidad de la política colombiana para fabular relatos acerca de la democracia, la honradez y la paz, mientras a vista y paciencia de todos se violan acuerdos, el poder político se colude con el crimen organizado y la pedagogía del terror domina el imaginario de los contendientes políticos. Quien examine la historia reciente sabe que Macondo no es un exceso, y que Marquetalia, Envigado o Casanare funden realidad y fantasía de manera trágica.
Estas dos dimensiones, que han marcado la vida colombiana desde hace medio siglo, vuelven al tapete a propósito de la muerte de Marulanda y la eventual derrota definitiva de la guerrilla.
A juzgar por las declaraciones de las autoridades no está decidido el curso de acción a seguir. Algunos abogarían por una arremetida final de exterminio contra la guerrilla, y otros por mostrar prudencia y entreabrir la puerta para una rendición con garantías, que proteja a los rehenes y genere paz.
Lo más probable es que la iniciativa militar domine a la lógica política bajo el argumento de que lo que ha destruido a las FARC es la acción de guerra, que con asesoría norteamericana, han llevado adelante las fuerzas armadas desde el año 2003. Por supuesto tiene sentido esforzarse por desbandar a la guerrilla con llamados a desertar para impedir bajo cualquier circunstancia que su nuevo mando militar logre articularse. Pero la lógica militar indica que es el momento de operaciones militares intensificadas, y así se desprende de las duras declaraciones del Ministro de Defensa José Manuel Santos.
Ello pondría a la nueva dirigencia de las FARC ante el dilema de rendirse, casi de manera incondicional, o enfrentar una guerra a muerte. Caso en el cual la peor parte la pueden sacar no los combatientes sino los más indefensos, en este caso los rehenes, que constituyen el escudo de supervivencia que le queda a la guerrilla.
Es difícil que un llamado a la prudencia y al diálogo, que sería lo más aconsejable, tenga efectos sobre el gobierno colombiano si no va acompañado de una fuerte presión internacional, porque lo que más crédito político le daría a Alvaro Uribe sería la derrota militar total de la guerrilla, incluso si ello ocurre con daños colaterales como se les llama ahora a la muerte de inocentes en operaciones militares.
Mientras tanto, Pedro Antonio Marín, Tirofijo, igual que Arturo Cova, el personaje central de La Vorágine, antes de su muerte podría haber escrito esta reflexión de despedida: “Los que un tiempo creyeron que mi inteligencia irradiaría extraordinariamente, cual una aureola de mi juventud; los que se olvidaron de mí apenas mi planta descendió al infortunio; los que al recordarme alguna vez piensen en mi fracaso y se pregunten por qué no fui lo que pude haber sido, sepan que el destino implacable me desarraigó de la prosperidad incipiente y me lanzó a las pampas, para que ambulara vagabundo, como los vientos, y me extinguiera como ellos sin dejar más que ruido y desolación”.
Porque Colombia entera es una novela.

(*) Tomado del diario electrónico "El Mostrador" del 26 de mayo de 2008.

jueves, 22 de mayo de 2008

Ele-i... Liiii !!!

Liga Deportiva Universitaria ya está entre los 4 semifinalistas de la Copa Libertadores de América. Después de eliminar a Estudiantes de La Plata en octavos, ahora quedó San Lorenzo de Almagro en el camino en cuartos y se viene América de México en la semifinal.

Emulando campañas memorables como las de 1975 y 76, y las de los últimos años en que siempre ha estado cerca y mostrando buen fútbol, la Liguita otra vez está en la pelea.

Puchas, no poder estar nuevamente ahí en la Casablanca pa' ese partido...!! con el Arturo, el Miguel, el Iván, mi Pambi (que no está en la foto y sí está Bruno) y todo Quito detrás.
"Yo te daré, te daré Liga hermosa, te daré una cosa, una cosa que empieza con c... campeón".
...en el tiempo, el espacio, tu nombre sonará: Universidad Central!!

jueves, 15 de mayo de 2008

Yo quiero a mi mamáaaaaaa

Me dió una gripe tan tan fuerte que me ha tenido ya varios días a mal traer. Claro, a medida que avanzan los años ("el tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos...") ya no se sale de ese estado medio calamitoso con la misma facilidad de antes.
Pero lo más impresionante para mi fue que en ese estado medio febril que estaba, transpirando y todo eso, me volvieron ciertas imágenes y sensaciones de cuando era chico. Por ejemplo, de una vez que estaba asimismo enfermo en cama con gripe y escuché por la radio como a las 3 ó 4 de la tarde un flash informativo urgente diciendo que acababan de balear al presidente Kennedy. Son impactos que a uno se le quedan grabados. Como cada uno tenemos grabado lo que hacíamos el día del golpe o cuando los aviones se incrustaron sobre las Torres Gemelas en dos 11 de septiembre separados por 28 años.
Pero bueno, volviendo a esas sensaciones infantiles, con todo eso lo único que se me ocurrió decir fue "yo quiero a mi mamáaaaa", jajaja. Así que pondré algunas canciones que le gustaban también, porque además el domingo fue el día de la madre y hoy estaría de cumpleaños.

viernes, 2 de mayo de 2008

Vivir para contarla

Siempre me ha gustado mucho leer a Gabriel García Márquez. Me encanta como escribe. Hace un tiempo me regalaron sus memorias, "Vivir para contarla" que con sus 580 páginas aún no he podido terminar, pero me gusta mucho esa forma tan sencilla y "doméstica" de relatar recuerdos antiguos, que parece haber rescatado del fondo de su baúl de la memoria (aunque pienso que justamente por esa gran sencillez a mucha gente puede no llenarle el gusto).
Y entre tanta cosa que cuenta, voy a transcribir un par de ideas de Gabo que me gustaron:

"La pobreza de mis padres en Barranquilla, por el contrario, era agotadora, pero me permitió la fortuna de hacer una relación excepcional con mi madre. Sentía por ella, más que el amor filial comprensible, una admiración pasmosa por su carácter de leona callada pero feroz frente a la adversidad."

"Aprendí para no olvidarlo nunca que sólo deberían leerse los libros que nos fuerzan a releerlos."