lunes, 28 de enero de 2008

Por fin!, por la vida...

Luego de 110 días, y en parte importante gracias al interés puesto por el obispo Alejandro Goic, hoy se ha llegado al acuerdo que permite terminar la huelga de hambre que mantenía la activista mapuche Patricia Troncoso desde el 10 de octubre en la cárcel de Angol.
La situación era muy angustiante, pues no se veían caminos de solución y la extensa huelga de hambre amenazaba con afectar seriamente la salud de "la Chepa", poniendo en riesgo su vida.
El tema de fondo, en mi opinión, es que el Estado chileno demuestra en cada acto y opinión que no tiene una posición clara respecto del tema mapuche. Los gobiernos, los parlamentarios, los políticos de todos los partidos y los funcionarios de todos los grados, son tremendamente ignorantes respecto a la problemática indígena, sin entender las diferencias culturales y sociales entre los pueblos originarios y la población "huinca", que permita relacionarse en un ambiente de mutuo respeto. Por lo general, políticos y autoridades se escudan en el facilista discurso que "la ley es igual para todos los chilenos", lo cual -obviamente- no es así, la ley no es igual para todos. Sin embargo, algunos personeros de la Iglesia católica han demostrado mayor comprensión de la sensibilidad indígena que mucha gente de izquierda amarrada en sus pedacitos de poder.
Desde el regreso de la democracia en 1990 se ha intentado el reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas y la aprobación del Convenio 169 de la OIT. Finalmente, hace unos días éste fue votado en el Congreso y los diputados de derecha, con el aval de unos cuantos concertacionistas, introdujeron una ridícula enmienda al texto de Naciones Unidas que elimina la palabra "pueblo".
A Patricia Troncoso y otros 6 comuneros mapuches se les juzgó por la Ley Antiterrorista que decretó Pinochet en los 80, ley que según el mismo ministro Viera-Gallo está mal aplicada, pues la quema de pastizales por la que se les juzgó (en un fundo perteneciente a Juan Agustín Figueroa, patriarca radical y presidente de la Fundación Neruda) es delito pero no acto terrorista según la definición que da la propia la ley, dice el ministro, lo que se comprueba además porque en un siguiente juicio se aplicó otra ley para un caso similar, que considera penalidades menores a las aplicadas a los comuneros según la Ley Antiterrorista.
Desde la muerte del estudiante mapuche Matías Catrileo, en Vilcún, cerca de Temuco, a principios de mes, asesinado por la espalda por carabineros, el tema mapuche ha sido el único importante en Chile durante este mes (lo demás son accidentes, asesinatos, femicidios, escandalillos intrascendentes, bikinis veraniegos y fútbol, más los vaivenes de las bolsas y las primarias en EE.UU.).
La información ha sido importante a través de internet, pero quiero destacar especialmente lo realizado por Manuel Guerrero, hombre consecuente y transparente (al que no conozco personalmente), quien ha subido más de 20 notas, cartas, entrevistas y opiniones sobre Patricia Troncoso y el tema mapuche en estos 25 días, constituyéndose para mí en la mejor fuente de análisis e información. También es notable el aporte que a diario hace José Aylwin desde el Observatorio de los Pueblos Indígenas con sede en Temuco, con su análisis y opinión sobre la relación entre el mundo indígena y el Estado chileno.

lunes, 14 de enero de 2008

Patricia Verdugo

Víctima del cáncer murió anoche, a los 60 años, la destacada periodista Patricia Verdugo. Ella produjo un impacto sin precedentes en el Chile de la dictadura, cuando a mediados de los años 80, con Pinochet aún en el poder, publicó "Los zarpazos del puma", la investigación en la que dio a conocer los detalles de los crímenes cometidos por la «caravana de la muerte» que en octubre de 1973 y dirigida por el general Arellano Stark, dejó una estela de muerte en diversas ciudades del país.
Si no me equivoco, "Los zarpazos del puma" es el libro más vendido en la historia de Chile y su amplia difusión permitió que mucha gente que no quería reconocerlo o que era ajena a los temas de derechos humanos se rindiera a la evidencia de que los crímenes de la dictadura eran ciertos y reales.
Patricia Verdugo se dedicó al periodismo de investigación, enfocado a la defensa de los derechos humanos, dando a conocer en sus libros varios casos: Operación Siglo XX, sobre el atentado a Pinochet; Bucarest 187, sobre el secuestro y muerte de su propio padre después del golpe; Tiempo de días claros, sobre los detenidos-desaparecidos de Paine; Quemados vivos, sobre el atentado militar contra Rodrigo Rojas Denegri y Carmen Gloria Quintana; André de La Victoria, sobre el asesinato del padre André Jarlan por militares en día de protesta nacional; Interferencia secreta, sobre los diálogos de Pinochet y más golpistas aquel 11 de septiembre; y otros como Conversaciones con Nemesio Antúnez.
La seriedad de sus investigaciones se comprueba porque nunca fueron rebatidas las informaciones que entregaba en sus libros e incluso en varios casos fueron tomados como base para las investigaciones judiciales.
En 1997 recibió con toda justicia el Premio Nacional de Periodismo y antes había recibido el Moors Cabot de la Universidad de Columbia.
Patricia Verdugo, trabajadora, apasionada, entregó sus mayores esfuerzos a la investigación periodística y a la defensa de los derechos humanos, a través de la divulgación de los casos de violaciones al derecho a la vida que llevó adelante con toda seriedad.
Que descanse en paz, se lo merece. Y gracias por el legado importante que dejó para construir la historia de una época dura y difícil.

viernes, 11 de enero de 2008

Que sean las primeras de muchos más...












Por fin fueron liberadas!!!! Seguí largamente ayer por internet la señal de Telesur, para poder tener mayor información sobre un hecho tremendamente emotivo: el regreso de Consuelo González de Perdomo y Clara Rojas a la libertad, con la esperanza de que luego sean muchos más los secuestrados que puedan también volver a sus hogares, con los suyos.
Pero no puedo obviar la desazón que provoca escuchar, después de eso, al presidente Alvaro Uribe Vélez. Parece perro rabioso, perro de presa, buscando matar al mundo. Con dignidad agradeció a Chávez y a la senadora Piedad Córdoba sus gestiones que permitieron la liberación, a pesar que por su voz parecía no sentirlo sino hacerlo por obligación, por diplomacia.
Ensalzó hasta la saciedad a sus Fuerzas Armadas, como si fuera el único actor importante en el conflicto humanitario. Y repitió su deseo de paz, pero una paz supeditada a sus objetivos, enmarcados en su "doctrina de seguridad democrática" que no es más que guerra sin cuartel, que es el Plan Colombia que financia Bush.
Cierto es que ha disminuido notablemente el número de secuestros en el período de Uribe, pero no ganó su guerra. Las FARC -nos guste o no- siguen ahí y el único camino posible parece ser la negociación política. Las víctimas lo han entendido, pero Uribe se niega. Según su discurso de anoche, negociar significa imponer sus términos y eso en ninguna parte se llama negociacion.
Ojalá me equivoque, porque estoy convencido que lo primero es la liberación de los secuestrados, la vida de esos hombres y mujeres retenidos injustamente por tanto tiempo. Pero esa fue la sensación que me provocó ver a Uribe "celebrando" estas liberaciones.

martes, 8 de enero de 2008

Los hermanos Restrepo, 20 años

Los hermanos Restrepo son dos jóvenes de 17 y 14 años que desaparecieron el 8 de enero de 1988 en Quito, Ecuador. Ese día, en un control vehicular rutinario, miembros de la Policía Nacional ecuatoriana los confundieron con narcotraficantes y los detuvieron. Los llevaron a los calabozos del Servicio de Investigación Criminal donde fueron bárbaramente torturados. Dado que uno de los jóvenes murió durante la tortura, los policías decidieron matar al otro hermano para que no pueda denunciarlos. Posteriormente, los cadáveres de Carlos Santiago y Pedro Andrés Restrepo Arismendy fueron lanzados a la laguna de Yambo, desde donde nunca se ha podido rescatar sus cuerpos.
En América Latina la historia está llena de injusticias, muerte y desapariciones, desgraciadamente. Pero lo que hace la diferencia es que en el Ecuador esta no era una práctica habitual hasta que llegó al poder el empresario ultraderechista guayaquileño León Febres Cordero en 1984. Asesinatos, represión, excesos policiales han habido siempre, también en el Ecuador. Pero entre 1984 y 1988 el país vivió bajo el régimen de la doctrina de seguridad nacional impuesta por Estados Unidos en todo el continente y, tal como sucedió en el Chile de Pinochet o en la Argentina de Videla, se violaron sistemáticamente los derechos humanos y se impuso el terrorismo de Estado.
Fueron asesinados en supuestos enfrentamientos varios dirigentes de izquierda (Arturo Jarrín, Ricardo Merino, Juan Carlos Acosta) y se produjeron los primeros detenidos-desaparecidos, al estilo chileno, argentino o guatemalteco: la profesora Consuelo Benavides y los hermanos Restrepo, entre los más conocidos.
Los padres de estos jóvenes han dado una lucha incansable durante estos 20 años para pedir verdad, justicia y encontrar los cuerpos de sus hijos. Por eso su caso es emblemático y hoy todas las organizaciones de derechos humanos del Ecuador han organizado un gran acto en recuerdo de estos chicos, pero también en homenaje a Pedro Restrepo, el padre, que durante 7200 días y 7200 noches ha buscado, golpeado puertas, marchado por las calles, dado entrevistas, creado y perdido esperanzas, sin poder recuperar a su hijos (la madre, Luz Elena Arismendy, falleció en un accidente automovilístico, sin encontrar respuestas).
En 1990 el presidente Borja crea una Comsión Internacional para aclarar el caso, la que determina que la Policía es responsable, pero esta institución saca un informe propio en que concluye que “los niños perecieron en un accidente de tránsito y fueron devorados por la fauna fluviomarina de la Quebrada Pacha". (!!!??)
Ante la falta de justicia en el país, los padres presentaron el caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que estableció que fue crimen de Estado, obligando a llevar el caso a tribunales y entregar una indemnización. El juicio condenó a 5 de los 33 sindicados: los policías que actuaron directamente, pero absolvió a los autores intelectuales: el ministro de Gobierno de la época y su sucesor y el presidente Febres Cordero.
Rafael Correa, el actual presidente ecuatoriano, creó una Comisión de la Verdad para que investigue todas las violaciones a los derechos humanos ocurridas en el país (más de 300 casos, incluyendo el de Julio García), pero su acción todavía está pendiente.
Ver, además:
http://www.elcomercio.com/solo_texto.asp?id_noticia=12548
http://www.ciudadaniainformada.com/noticias-ecuador.php?id=8842
http://www.cedhu.org/html/modules.php?name=News&file=article&sid=484

viernes, 4 de enero de 2008

Algo más sobre el drama colombiano

A propósito de la última opinión que agregué en este espacio, surgen comentarios y ganas de sumar elementos al análisis.
¿Cómo entender este drama en el que se debate Colombia desde hace más de 50 años?: guerrilla, secuestro, sicarios, droga y un Estado incapaz de dar garantías a todos los ciudadanos.
En el artículo anterior, mi afán no era analizar culpabilidades ni entrar en detalles sobre una situación que uno no conoce en su desarrollo diario, sino dar una opinión sobre el hecho concreto de la liberación de rehenes que estuvo cerca de ocurrir pero fracasó.
En el tema de los secuestros, uno de los grandes culpables son las FARC, porque no tienen derecho ni justificación para mantener retenida a la gente por meses y años, en clara violación a los derechos humanos más elementales. Con los años, las FARC han dejado de lado los objetivos políticos para transformar el secuestro en un medio de sobrevivencia. Pero no son los únicos que usufructan del secuestro en Colombia, desgraciadamente (ver editorial de El Mostrador de ayer 3 de enero).
El gobierno de Uribe también tiene responsabilidad, por acción u omisión, porque no da curso a una negociación que encuentre vías de solución. Su vínculo moral, intelectual o real con los paramilitares (no se puede afirmar cuál relación es, pero alguna existe y esa forma paramilitar de presentarse fue un elemento clave para ganar la presidencia, pues buena parte de la población creyó que con guerra e imposición de la fuerza el Estado podría terminar con estas lacras), así como su cercanía con los lineamientos del Pentágono y la Casa Blanca no le permiten negociar, pues Uribe aparece como inflexible y no es un interlocutor confiable. Y lo ha demostrado en las últimas semanas, creo yo.
Colombia tiene grandes cosas de las cuales sentirse orgullosa: García Márquez, Cartagena de Indias, Cali y las caleñas (que son como las flores), Santa Marta (que tiene mar pero no tiene montaña), Medellín, el vallenato, la cumbia, su café, Macondo, bellezas naturales, pero es un país del que solo se sabe por las atrocidades humanas. Y para que eso cambie (esto se ha escuchado un millón de veces) todos los actores deben aportar y ceder algo, como en toda negociación, porque mientras uno de los actores quiera imponer su único punto de vista estos dramas denigrantes como el secuestro seguirán llenándonos de angustia e impotencia.
Asimismo, es necesario decir que la vida diaria de los colombianos es normal en términos generales y se desenvuelve como en cualquier otro lugar, pero coexiste un natural dejo de intranquilidad.

martes, 1 de enero de 2008

Nadie ganó, todos hemos perdido

La lamentable interrupción de la liberación de 3 rehenes en manos de las FARC me parece que ha sido la peor solución posible para este caso que ha concitado la atención del mundo entero en este fin de año.
Si se producía la entrega, el triunfo hubiera sido de todos, unos más que otros quizás, pero sobre todo de las razones humanitarias. Al no concretarse la liberación, creo que todos los actores han sido derrotados. Perdió Chávez porque iba a tener un gran éxito diplomático, humanitario y mediático; perdió Uribe porque con su óptica guerrerista demuestra que la vida de los secuestrados es un valor menor para él en relación con sus estrechos principios políticos; han perdido las FARC, porque el canje tal como estaba planificado revitalizaría su alicaido prestigio internacional.
Pero por sobre todo han perdido los secuestrados y sus familias. No solo los 3 que iban a ser entregados y que todavía pueden serlo, sino los centenares que están en cautiverio desde hace años y que veían en esta primera entrega de rehenes una luz de esperanza para sus propios casos.
En forma más secundaria, se afecta también en algo el papel de Francia, de los mediadores internacionales y de la Cruz Roja, ya que su colaboración no alcanzó para culminar con éxito una operación planificada con lujo de detalles.
No sé quien tenga la razón y quien no en la controversia que impidió la liberación. Alguien ha sido engañado, lo cual significa que alguno de los actores provocó un engaño en el que se enredó todo (porque no quisiera creer que alguien ha mentido, prefiero pensar que fue engañado; mentir cuando se juegan vidas humanas sería una crueldad impresentable). ¿Fue engañado Uribe con el cuento del niño?, está el Ejército colombiano realizando operaciones militares sin conocimiento de sus propias autoridades? o es ésta una excusa de las FARC? Quién sabe!! En las próximas semanas probablemente se sabrá.
En mi modesta opinión, quedan tres elementos en el tapete: la extrema molestia de Uribe al sentirse marginado de las negociaciones; la solidaridad y entrega sin límites que demuestra Chávez, aunque su impulsividad le haga hablar de más muchas veces; las dudas políticas de las FARC en caso de entrar en este proceso de liberación de secuestrados.
Pero también queda como elemento positivo, la conciencia que se ha generado a nivel internacional sobre este drama humano. Y en esto Sarkozy, Chávez y la familia de Ingrid Betancourt han hecho un gran aporte.