viernes, 20 de junio de 2014

La crisis social que es evidente pero no se quiere ver



Los hechos ocurridos en Rio de Janeiro y en Chile el día que la selección chilena ganó a España en el mundial de Brasil, muestran claramente la degradación a la que ha llegado el acontecer social en Chile, pero que las autoridades y los medios los tratan cada uno como hechos aislados para no tener que pensar que este es un problema mayor, de convivencia, cultura y educación, que afecta a una alta proporción de la población chilena.

Chile se ha convertido en una sociedad AGRESIVA, irrespetuosa e indolente. La solidaridad solo se da cuando Don Francisco lanza la Teletón o cuando ocurre algo fuera de lo normal: un terremoto, un gran incendio, pero en la vida diaria no existe solidaridad, nadie da el asiento a las personas mayores o a señoras con guagua, sea en el metro o los buses. Aún más, cualquier veinteañero(a) ocupa sin escrúpulos los asientos indicados para personas vulnerables.

Todos los días la gente sufre agresiones y maltratos (no me refiero a actos delincuenciales como robos o asaltos), llenos de garabatos dichos de la peor manera, porque se exaltan por cualquier situación cotidiana: un empujón en Ahumada, un topón en una luz roja, un muchacho con el reggaeton a todo dar en un bus, etc.

En los últimos 25 años el chileno común ha tomado paulatinamente una actitud de superioridad respecto a todos los demás (ni decir, respecto a peruanos, bolivianos o ecuatorianos, que son discriminados cotidianamente en nuestro país) y esa actitud hace que los chilenos sean ofensivos y agresivos de la forma más desagradable y maleducada.

Por ejemplo, en todas las secciones de comentarios y chats de páginas de Internet, sean de fútbol o de noticias, los epítetos de los chilenos, escudados en un nick, son terribles. Tratan de la forma más soez a cualquier otro interviniente, y siempre con ofensas de la cintura p’abajo, mostrando esa castración sexual que se refleja en tratar al otro al menos de “maricón”, y en que los “conchetumadre”, “chúpalo” y otros similares abundan. Esto hace muy desagradable leer comentarios en páginas como espn, fox, cooperativa y muchas otras.

Pero también, todos los días en el mundo hay chilenos que “no hacen noticia”, pero son detenidos por robos, por pequeñas y grandes estafas. Porque los chilenos se creen “vivarachos”, se creen más vivos que los demás y piensan que con esa viveza, por ejemplo, se pueden meter al Maracaná a ver el partido con España. Con esa misma viveza, muchos hemos visto a chilenos arrendar casas y dejarlas de noche llena de deudas, o sin mobiliario porque los remataron. En Europa los principales lanzas son chilenos.

Todo eso hace daño a la imagen del país en sentido humano (aquí no se toca el tema comercial), daña la imagen del pueblo chileno. Imagen que ha quedado severamente dañada en Rio, porque la noticia del vandalismo en la sala de prensa del Maracaná ha sido reproducido en todos los medios del mundo. Además de otros chilenos detenidos robando en un mall de Belo Horizonte o los que falsificaban pases de la Fifa.

Chile sufre una crisis social, una “flaiterización” de la sociedad, que no nace de gente malvada que quiere hacer daño. Nace de gente que está excluida por el modelo. Excluida de buena educación, excluida de una atención oportuna de salud, excluida de buena vivienda, excluida de buenos sueldos y buenas pensiones y bombardeada por niñas flacas y rubias del barrio alto que ofrecen productos inalcanzables. Eso ha derivado en una violencia que –espero- la derecha entienda que no se reduce a los encapuchados que se mezclan en las marchas por la educación, porque esa violencia se ha expresado de la misma peor manera en una situación de “éxito y alegría” como es un triunfo deportivo, lo que demuestra que esta violencia es una explosión social y no un hecho de “cultura deportiva” ni de terroristas camuflados entre los estudiantes.

En las celebraciones del triunfo, además, hubo más de 500 buses del Transantiago dañados. ¿Es forma de celebrar? Si Chile sigue avanzando en el Mundial nos quedaremos sin buses en las calles? El sistema de transporte público santiaguino es malo o al menos deficiente, pero no se soluciona rompiendo buses ni golpeando a los choferes. Asimismo, es dramático ver cómo en algunas poblaciones los delincuentes barriales saquean los jardines infantiles donde asisten sus propios hijos, hermanos y sobrinos. Hay una degradación que no se quiere reconocer ni asumir.

Pero mientras los medios de comunicación y las autoridades (de gobierno y oposición, las élites que viven en su burbuja) sigan tratando cada uno de estos hechos como un problema específico y puntual y no miren su globalidad, la sociedad chilena seguirá cayendo en este despeñadero, en esta involución social.

jueves, 17 de abril de 2014

Uno de los latinoamericanos más grandes


Diario "El País" de Madrid, versión digital, 17 de abril 2014

"El Mundo" de Madrid
"Clarín" de Buenos Aires