viernes, 12 de septiembre de 2008

Pero también hay otra cara

La conmemoración del golpe de Estado de 1973 desgraciadamente se ha transformado también en símbolo de vandalismo. Y esto permite que los medios de comunicación hagan un "festín" mostrando la peor cara del "11" y se regocijan intentando relacionar a Allende con el vandalismo.
Hay un amplio sector de la sociedad, principalmente jóvenes, que no tienen el fulguroso futuro que muestra la televisión y reaccionan destruyendo todo. Y para eso se han aprovechado de las fechas en que tradicionalmente se recuerdan hecho políticos que se relacionan directamente con demandas y reivindicaciones populares.
El 11 es una de esas fechas. La dictadura celebraba a los golpistas con magnos eventos y tenía prohibido recordar a las víctimas. Con la vuelta a la democracia se permitieron marchas y actos que desgraciadamente siempre terminan en "guerra" con la policía, por culpa de pequeños grupos que acuden a protestar contra el sistema y no a sumarse a los homenajes.
Lo mismo pasa con el "día del joven combatiente", que a fines de marzo recuerda el asesinato de tres jóvenes hermanos en dictadura y que se ha transformado en violencia por la violencia.
Lo más grave es que ese lumpen termina controlando la ciudad en la noche y cometiendo muchos delitos. Anoche por ejemplo, saquearon locales de pequeños comerciantes de barrios periféricos, que hacen grandes esfuerzos para tener un negocio que les permita surgir y ganarse la vida. Robaron y rompieron todo en una distribuidora de confites y helados en Los Morros o en una farmacia de barrio en Maipú.
Aprovecharse del "once" para cometer esos delitos es grave. Quizás si asaltaran el Banco de Chile o el Jumbo (no estoy diciendo que hay que hacerlo) uno pensaría "el que le roba a un ladrón...", pero robar a gente igual que ellos es demasiado fuerte y desproporcionado.
No sé qué hay que hacer con este problema, que es complejo. La derecha pretende "tolerancia cero" con la delincuencia, pero la violencia solo genera más violencia.
Lo que me parece claro es que mientras haya tanta gente sin esperanzas, sin futuro, cuya educación no le permite acceder a mejores empleos, esos sectores reaccionarán de la peor manera, como se ve día a día en distintos órdenes. La consigna es destruirlo todo y arrasan sin mirar a quien le hacen daño. Es un hecho muy lamentable pero sus raíces son muy profundas.

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