Un 11 de septiembre de hace 35 años, en 1973, el golpe de Estado acabó con la democracia en Chile e impuso una situación no conocida hasta entonces: torturas, ejecuciones y personas cuyo rastro desapareció para siempre.
El presidente Salvador Allende prefirió dar la vida antes que entregarse a los golpistas, dejando un ejemplo de consecuencia y dignidad que lo han convertido en una figura respetada en el mundo entero.
Pero además de Allende, las miles de víctimas de las más graves violaciones a los derechos humanos y sus familiares también son los silenciosos protagonistas en este día. Torturados, ejecutados y detenidos-desaparecidos que seguirán siendo una carga moral y política para un país que oscila entre el recordar o el intento por imponer el olvido, según sea su concepción de vida y sociedad.
"La historia es nuestra y la hacen los pueblos", dijo Allende en su último discurso desde La Moneda en aquella mañana del 11 de septiembre, pocos antes que las bombas dejaran en llamas el Palacio de Gobierno.
En Chile hay decenas de monumentos y espacios públicos en homenaje a las víctimas de la represión y violencia de la dictadura, desconocidos para la mayoría. A la izq., el que está en la Población La Legua (Santiago). A la der., un espacio para el recuerdo de Allende, en el segundo piso del Palacio de La Moneda.
1 comentario:
Fecha funesta tatuada para siempre en el corazón de los que aman a la vida...
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