miércoles, 16 de abril de 2008

La culpa no solo es del chancho

La destitución de la ministra de Educación por parte del Congreso, ha servido para dejar en evidencia algunas cosas que la prensa no menciona, porque se suma al terrorismo político de la derecha.
Por una parte, la votación del Senado rayó en lo ridículo: se rechazaron 4 de los 5 capítulos de la acusación y por amplio margen, incluido el que cuestionaba la no destitución del Seremi Metropolitano, que fue uno de los caballitos de batalla de la derecha en el show mediático que armaron en los últimos meses. Es decir, los propios senadores acusadores reconocieron así la falta de base y argumentos de la acusación, pero aprobaron en bloque el primer capítulo y eso basta para destituirla.
La ministra fue víctima de la teoría guerrerista implementada por la derecha, que Allamand llama del "desalojo". Y aunque algunos dicen que se ha "victimizado", lo básico es que ella ha sido la víctima.
Primero que nada, por una cuestión social: si la ministra fuera Errázuriz, Larraín, Matte o Infante seguramente lo habrían solucionado en familia y no la habrían elegido para destituirla, pero no, como es Provoste Campillay simplemente (y además del norte, de origen diaguita), la derecha no le tiene respeto.
Sin embargo, en mi opinión lo más importante es más de fondo: hay un grupo de diputados y senadores que han votado claramente en contra de la opción política por la que fueron electos, es decir, traicionando a sus electores.
Eso demuestra la precariedad del sistema político, en que gracias al sistema binominal las mayorías se ven fácilmente pasadas a llevar por los cálculos y las vueltas de chaqueta. Pero muestra cuán pobres son las decisiones de las cúpulas para buscar candidatos en los períodos electorales. ¡Qué mejor ejemplo que Fernando Flores! Los PPD lo trajeron de Estados Unidos y lo impusieron como candidato de la Concertación en Tarapacá. Y así fue elegido. Pero como es por sobre todo un hombre con un ego demasiado grande, que solo piensa en él y se admira de lo admirable que es él y se maravilla de lo maravilloso que es él, entonces a la primera de cambios se enojó, se salió del partido y le dió la espalda a la Concertación. Esos son los personajes que elige el PPD. Ciertamente Flores es un gran traidor, pero la culpa no es solo del chancho, también del que le da el afrecho.
Otro ejemplo: el PPD impuso a Jorge Schaulsohn como candidato a alcalde de Santiago en 2004, aunque en ese tiempo Trivelli le llevaba gran ventaja en las encuestas, pero en ese caso para el PPD las encuestas no eran valederas. Sin embargo, cuando Bachelet le llevaba amplia ventaja a Soledad Alvear en las encuestas ahí sí el PPD pedía respetar la opinión popular. Si se respetaba la opinión popular seguramente Marcelo Trivelli sería hoy alcalde de Santiago, cosa que Schaulsohn no logró. Y después también se retiró del partido y le dio la espalda a la Concertación.
Es cierto, le tengo tirria al PPD, por apitutados, por renovados, por no ser consecuentes, por ser momiecitos con disfraz de demócratas liberales, pero es que su actuar político me da siempre la razón y nuevos argumentos, ratificando que solo los une el ansia de poder. Y qué decir del tal "Chile Primero", con dirigentes como Fernando Flores y Jorge Schaulsohn se puede esperar cualquier cosa de ese grupo menos un actuar consecuente y con principios, excepto el principio básico de alabar el personalismo de Flores.
Adolfo Zaldívar es un caso distinto. El tiene una posición política diferente y da sus razones, que uno puede compartir o no. El fue demócratacristiano siempre, pero se iba sintiendo cada vez más incómodo en el partido, hasta que el asunto reventó. Por eso él me merece respeto político. Pero no así los diputados colorines que se fueron de la DC para solidarizar con él, ese no es un razonamiento político suficiente. Y con esos diputados y esos senadores se ha constituido esa mayoría circunstancial que no representa las mayorías electorales y que permitieron aprobar la acusación constitucional contra la ministra Provoste.
Desde la vuelta a la democracia, la Concertación ha ganado TODAS las elecciones y con un margen claro de votos. Siempre entre el 10 y 14% de ventaja. Pero el sistema binominal lleva a que esa amplia mayoría de votos no se refleje en los escaños asignados a cada coalición. Y eso permite que dos o tres que se den vuelta la chaqueta cambien la correlación de fuerzas.
Y desgraciadamente ha faltado convicción y voluntad política para cambiar el régimen electoral, tan dañino y en esencia poco democrático.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Renato:
Me parece que te equivocas en un concepto de fondo en tu argumento: que la democracia es el gobierno de las mayorías. Estoy en desacuerdo, eso de que lo que las mayorías deciden es lo que debe primar es en definitiva una dictadura de aquellos que controlan el poder mediático que es al final quienes constituyen la mayoría. Con tu argumento estás avalando el raciocinio de Bush y compañía cuando hablan de que porque han hecho "elecciones libres" han democratizado Irak y Afganistán (al margen que se pueda discutir si las elecciones han sido libres o no, o qué significa tener elecciones libres, el argumento de fondo es que si hay elecciones libres, la sociedad se ha democratizado).
El problema con tu argumentación se te va a dar en plenitud en cuanto la derecha tenga mayoría electoral en Chile, y créeme que la tendrá, más temprano que tarde, por las mismas razones de las que te quejas en tu argumento. Supongamos que la cuestión de la píldora del día después sea sometida a un plebiscito, ¿quién crees tú que lo ganaría? Exacto, y eso no lo hace más justo, ni más humano, ni siquiera más aceptable.
La democracia es, al final de cuentas, la posibilidad de que cualquier individuo pueda enfrentarse al poder político, económico y social, y derrotarlo. Eso solamente se puede conseguir con un sistema judicial eficaz, justo, independiente y observador no de las leyes, sino de las reglas del juego básicas, de los acuerdos fundacionales de la sociedad, de aquellos que representan las bases de la convivencia social, tales como el respeto a los derechos humanos, la secularidad de la sociedad, la protección del individuo, etc. o sea con lo que se llama "un estado de derecho", aunque no me gusta la expresión porque se la ha identificado con un sistema autoritario.
Me explico, al margen de que estemos de acuerdo o no con ciertos elementos fundacionales, y créeme que estoy más en desacuerdo que de acuerdo, hay ciertos principios consensuales. Esos son a los que me refiero.
Personalmente, no soy un demócrata, como tú bien sabes, sino que un ácrata, pero esa es otra conversación.
Es siempre interesante seguir tu blog.
Un abrazo,

Jorge

Renattus ® dijo...

Jorge, primero que nada, debo decirte que me gusta que haya intercambio de opiniones, pues dinamiza la reflexión, permite volver a mirar lo que escribí y a veces me haces ver que estoy equivocado y en otras veo que no me expresé bien, etc., y eso me ayuda. Gracias.
En este caso, por ejemplo, en ningún momento he querido plantear que la democracia sea el gobierno de las mayorías, no, no es eso lo que quise decir, pero a lo mejor no me expresé bien.
Lo que intentaba decir es que entiendo por una sociedad más democrática la que permita la expresión de TODOS, no solo de dos grandes coaliciones, que es a lo que lleva el sistema binominal, porque transforma todo en bipolar y la vida tiene matices de grises, no es blanco-y-negro. Podemos estar de acuerdo o no con el PC (probablemente no, eso es secundario en este caso), pero ellos por ejemplo tienen derecho a tener voz en la sociedad formal.
Por lo tanto, lo que planteas sobre que las elecciones en Irak y Afganistán "democratizan" es algo en lo que estoy en absoluto desacuerdo, no solo porque quienes participan en las elecciones son los "autorizados" por el invasor, sino sobre todo por eso mismo, porque no puede haber democracia tutelada por tropas de ocupación.
En cuanto a la definición de democracia que haces a partir del tercer párrafo: "que cualquier individuo pueda enfrentarse al poder político, económico y social, y derrotarlo...", estoy totalmente de acuerdo contigo y creo que no se contradice sino que se complementa con lo que yo quería decir: que también permita la expresión de todos.

Otra cosa muy distinta es el punto respecto a "la traición a sus electores" que en mi opinión hacen los parlamentarios que se dan vuelta la chaqueta en el caso de la bipolaridad (porque no es lo mismo por ejemplo en España, Italia o el Ecuador, donde las mayorías se construyen por acuerdos políticos entre varias fuerzas, las que también se pueden deshacer).
Y en ese sentido al PPD lo tengo atragantado hace mucho tiempo. Caricaturizando, pareciera los jefes del PPD se pararan en Providencia a pedirle al primero que se les cruza si quiere ser diputado o senador, y el "elegido" entonces no tiene compromiso real y por cualquier cosa se va de su partido y termina votando con la derecha. Y como en la suma siempre la derecha ha tenido menos votos, tampoco debiera tener mayoría parlamentaria, que ahora se la han dado los que se han cambiado de bando. Y aunque uno sepa que en política "esas cosas pasan", es una situación que me molesta y me parece incorrecta, sin pretender ser yo quien califique qué es lo correcto ni mucho menos.
Espero haberme explicado mejor esta vez.
Un abrazo y gracias siempre.
Saludos, R.

Chile Primero - Estación Central dijo...

Queremos que conozcas nuestra posición y no te quedes en caricaturas.


No hay autoridad sin responsabilidad - La defensa de un principio

Quiero por un momento aislarme del ruido y el cacareo parafernálico de ciertos personajes que no le agregan valor a la política, y que

smplificados por los medios de prensa privilegian el sensacionalismo y la cuña como “la noticia”.

También quiero reinvindicar la política como actividad fundamental de una sociedad civilizada, señalando que naturalmente y enhorabuena la decisión tomada por el Senador Fernando Flores en el parlamento es la que corresponde frente a los hechos presentados

Yo creo que muchos políticos no tienen idea de lo que configura un hecho político, lo cual es muy preocupante, particularmente para los que no demonizamos esta actividad, sino que por el contrario tenemos la convicción de que hay que prestigiarla.

Un hecho político se configura cuando existe una comunidad, poderes, temas de interés que afectan a la comunidad y una toma de decisiones que terminará obligando a todos los miembros de ese grupo, respecto de los temas de interés.

La decisión asumida por el Senador Fernando Flores en el Senado, explicita ante la ciudadanía que no es, ni será permisible la dilución de la responsabilidad de las autoridades políticas en los hechos producto de su gestión, sin distinción de rango.

ChilePrimero ha planteado al país, a través del Senador Flores que no existe autoridad política si no existe la responsabilidad asociada a ella, cualquiera sea la autoridad política, de cualquier signo o color.

Esta es la buena noticia. Enbuenahora.

¿Algún medio ha destacado la buena noticia?

Ya sabemos que no. Los medios de prensa han destacado las malas noticias, las sensacionalistas, las que se refieren al dime y al direte, a la patada y el combo, al garabato y la descalificación, la odiosa bajeza, en la entrevista al más gritón.

Con esos ingredientes van formando opinión pública día a día.

Afortunadamente hoy existe Internet, los blogs y las redes sociales, donde podemos dar a conocer y repetir la buena noticia:

• NO ES PERMISIBLE NI ACEPTABLE LA ANULACION DE RESPONSABILIDADES DE LAS AUTORIDADES POLITICAS EN EL EJERCICIO DE SU GESTION.

Puro y simple. Fuerte y Claro.

Con esto reivindicamos lo mismo que votamos Fuerte y Claro en el plebiscito de 1988, que la impunidad y la irresponsabilidad en el ejercicio del poder político no eran permisibles ni ética ni políticamente.

Nuestra posición es de coherencia y de consecuencia con principios y valores.

Quienes traicionan son aquellos que dando la espalda a esos principios y valores, acomodan convenientemente la realidad a las coyunturas favorables que hoy les otorga estar en el ejercicio del poder, los que amparan y toleran la corrupción, los que rinden facturas falsas y responsabilizan a terceros, los que mediante un montaje inauguran servicios de salud, los que cobran honorarios por trabajos no realizados, en definitiva los que no se atreven por sus "pactos de gobernabilidad" a terminar con las redes de corrupción en el ejercicio del poder.