Hace algunas semanas el senador socialista Carlos Ominami señaló a la prensa que propondría eliminar la indemnización por años de servicio que se paga a los trabajadores que son despedidos. Por solo pensarlo, a este señor debieran expulsarlo del Partido Socialista.
Cierto es que ahora algunos entienden el ser socialista de una forma bastante "light" o "renovada", pero eso no puede llevarse al extremo de plantear la eliminación de un derecho que han adquirido los trabajadores del mundo luego de innumerables luchas, de decenas de años.
Lo que no se han atrevido a proponer ni los grandes empresarios ni los más fervientes antisindicalistas del mundo, ni los Reagan, Thatcher, Bush, Luksic, Angelini, Claro, Ibáñez ni Paulmann, ni el FMI, el Banco Mundial o los pinochetistas, lo hace un senador socialista chileno, ¡¡es una vergüenza!!
¿Cómo pueden convivir con un personaje así, me pregunto, socialistas como Escalona, Alejandro Navarro, Aguiló y otros que uno supone con más principios? Me resulta inexplicable.
Pero ahí no termina todo. Ahora un difuso personaje llamado Gonzalo Martner ha hecho de tonto útil y pisó el palito diciéndole a El Mercurio justamente las cosas que la derecha quería escuchar. No entiendo como hay gente que puede llegar a tan altos puestos de poder demostrando tan poca habilidad política. ¿Es tanta su necesidad de figuración que es capaz de hablar cualquier tontera con tal de salir nuevamente en la prensa? A tanto puede llevar el ego maltrecho?
No hay explicaciones que permitan entender como estos señores se denominan todavía "socialistas" y que los socialistas de verdad (si es que quedan) no los desenmascaren. ¡Una vergüenza!
3 comentarios:
"Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto"
Y me alegra que a través de este sitio lo hagas. Felicitaciones por ello y además en cada palabra, cada foto y link me reconozco, lo que es un necesario salvavidas en este nihilismo pseudo socialista y trasvestido de posmodernidad con suple incluido.
Te pasaste Ricardo, gracias!
Después la proposición de Ominami, curiosamente planteada ante un foro de empresarios, y la seguidilla de incidentes de los últimos tiempos, me da una enorme tristeza pensar en aquellos que dieron su vida o sufrieron torturas heroicamente en manos de la dictadura. Es un insulto a su memoria y entrega el sistema que muchos de sus ex-camaradas han contribuido a asentar.
Publicar un comentario