Ha muerto un criminal, un ladrón y un cobarde. Un criminal, por todas las barbaridades que encabezó en nuestro país. Un ladrón, porque permitió el despojo de Chile y guardó "algo" para su peculio personal. Y un cobarde, porque nunca enfrentó su responsabilidad como militar y dictador ante sus leales y los chilenos, sus errores y horrores. La historia lo condena y lo condenará siempre, luchó por la "libertad" y condenó al país al terror y la barbarie, luchó por la "justicia social" y logró millones de pobres y despojados. Luchó por una economía abierta y vendió al país miserablemente. Luchó por un país desarrollado y comercializó la vida del pueblo chileno y trastocó sus valores. Nada puede destacarse, todo es miseria humana.
Escrito y enviado hoy, 10 de diciembre, por mi amigo G.A.D.P.
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