Respecto a las propuestas enunciadas por Piñera, hay que revisarlas con mayor tranquilidad y profundidad y además esperar a ver si se cumplen, pero la primera sensación es que en todo lo que es económico son parches, darle "mejoral" al problema del endeudamiento de los estudiantes, aumentando becas, rebajando intereses, etc., sin atacar el tema de fondo, que es el concepto de educación que queremos para esta sociedad.
Pero hay un punto que me pareció trascendente: Piñera propone diferenciar entre 4 tipos de universidades:
- las estatales (la Chile, la Usach, etc.)- las tradicionales no estatales (Católica, UCV, la Santa María, etc.)
- las privadas sin fines de lucro (Alberto Hurtado, Academia de Humanismo Cristiano y alguna más), y- las privadas CON fines de lucro, que según dijo, deberán transparentar sus cuentas, declarar sus ingresos y pagar los impuestos correspondientes (San Sebastián, Adolfo Ibáñez, del Desarrollo y muchas más).
Ese punto me parece vital en la actual discusión sobre la educación. Obviamente Piñera no se opone al lucro, está en su propio ADN y no se entendería que él se sume a la demanda de "no al lucro en la educación", pero al aceptar el lucro con esas reglas está transparentando un tema que intencionalmente había quedado en la nebulosa durante 30 años, permitiendo que los inversionistas en universidades se enriquezcan a costa de las familias que deben endeudarse de por vida para que uno de los suyos pueda cumplir el sueño de ser profesional.
Habrá que esperar, por un lado, la respuesta de los estudiantes y de los demás actores al mensaje, y por otro, saber si esas propuestas se traducen en medidas reales, pero la sola presencia de Piñera en la televisión ha avalado la justicia de sus demandas y la contundencia de sus argumentos.
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