
Pero por otra parte, era una persona que daba mucho que hablar en las páginas policiales. Su adicción al alcohol y las drogas era tan fuerte que no lograba rehabilitarse a pesar de las veces que estuvo internada con ese fin. Su último concierto fue patético, vergonzoso. Totalmente borracha modulaba algunas palabras mientras el público de Belgrado reprochaba su actuación.
Desgraciadamente hay una permisividad hacia las adicciones de las personas públicas. Y la prensa es cómplice de esto. Las personas comunes y corrientes son perseguidas, apresadas, juzgadas y condenadas por consumir drogas, pero las personas públicas gozan de un cierto grado de impunidad que es un muy mal ejemplo hacia la sociedad, pero probablemente esa sea una acción política de los grandes medios de comunicación que la opinión pública recoge y no cuestiona.
El tiempo nos dirá cuál sea el legado de Amy Winehouse, si su gran talento musical, los problemas derivados de sus adicciones o ambos.
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