Se cumple un aniversario más del golpe militar del 11 de septiembre de 1973 y por primera vez desde el retorno a la democracia, las organzaciones de derechos humanos no han podido rendir homenaje al presidente Allende en Morandé 80. La Intendencia Metropolitana no dio la autorización, escudada en que los organizadores no pueden controlar a los desalmados que se meten entremedio de las marchas, como el que hace un año lanzó una bomba molotov contra el Palacio de La Moneda.
La presidenta de la República, como se sabe, fue detenida y torturada después del golpe. Ese hombre respetable que era su padre murió en manos de los militares y ella y su madre vivieron el exilio. Por eso, lo que menos podríamos imaginar es que justamente en este gobierno se impida recordar a los caidos, en el lugar por donde quien los representa a todos, Allende, fue sacado de La Moneda. Ciertamente la Presidenta no puede estar en cada una de las decisiones que toman los subalter- nos, pero hay principios que son intransables y la línea la tiene que dar ella.
Michelle Bachelet hizo un gran gesto luego de asumir el mando, al visitar personalmente la sede de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, reafirmando su compromiso con la lucha de los familiares, que después de 34 años siguen preguntando "¿dónde están?" sus padres, hijos, hermanos y cuñadas, por lo que no es comprensible ni justificable lo ocurrido hoy día.
La democracia se cuida y defiende ampliando los espacios democráticos, no reduciéndola ni rodeándola de policías. De nada sirve que mañana la Presidenta dé excusas o reciba a las dirigentas de la AFDD. El daño ya está hecho y quedará registrado que en el 34 aniversario del golpe, el mismo gobierno que promueve la educación en derechos humanos y su institucionalización como política de Estado, ha impedido que la marcha que desde 1990 pasa por calle Morandé, junto al Palacio de Gobierno y al monumento a Allende, pueda hacerlo esta vez.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario