Cada dos años, un gran evento deportivo marca una buena parte de la agenda noticiosa: los Juegos Olímpicos y los Mundiales de Fútbol. En este año fue el Mundial de Alemania, que finalmente ganó Italia. Y a esto apunta el título de esta nota.
Italia fue un campeón legitimo, porque ganó cumpliendo las formalidades del torneo, pero no fue un justo campeón, no fue el mejor, igual que en el 82.
En España, hace 24 años, Brasil tenía el mejor equipo, lejos, de ese Mundial y -para mi gusto- el mejor desde el 70 acá. Mejor que el del 94, del 98 y del 2002. Zico, Sócrates, Falcao, Rivelinho, Toninho Cerezo, Eder, Junior, bajo la dirección de Telé Santana formaban un equipazo. Una tarde inspirada de Paolo Rossi, un jugador común y corriente, los desbancó de la final que se merecían por juego, por clase, por talento y vistosidad. Pero si no era Brasil, había otro gran equipo que también merecía el título: la Francia de Platini, Tigana, Tressor, Giresse, Amoros, Rocheteau y Battiston, el que fue dejado inconciente por el arquero Schumacher. Sin embargo ni Brasil ni Francia llegaron a la final. Italia, ratoneando, pasó apenas la primera fase con tres empates y luego fue campeón. Fue legítimo campeón, pero no fue un justo campeón.
Igual que la Italia de este 2006. Un equipo sin grandes méritos que ganó en octavos a Australia en el minuto 119 y que en la final fue pasada a llevar por una Francia que jugó mejor pero que no supo apuntarle al arco. Finalmente Italia fue otra vez el legítimo campeón pero no fue un justo campeón.
Desgraciadamente los periodistas, llevados por el exitismo alabaron al equipo italiano como si fuera un gran campeón. Tuvieron dos o tres grandes jugadores, por supuesto: Andrea Pirlo primero que todos, para mi gusto el mejor, que jugó bien los 7 partidos, y otros como Materazzi, que empujaban notablemente, pero no pueden designar mejor arquero a uno que no le llegan pelotas. El arquero de Trinidad y Tobago, por ejemplo, tuvo una destacada campaña, tapó por lo menos 20 goles, mientras Buffon ¿cuantos salvó? 3, 4, 5? eso no es suficiente para ensalzar a un arquero.
Por eso hablo de la "injustizzia" y la legitimidad de un campeón.
Pero eso pasa muchas veces, en todas partes y en todo orden de cosas. Una de las más notables, en los últimos años en el fútbol sucedió hace un año y medio en Chile: Unión Española fue campeón del Apertura 2005 habiendo llegado noveno en el campeonato regular (con 26 puntos y la U Católica hizo 44). La Unión se deshizo de la Católica a penales en cuartos y de la "U" a penales en las semifinales, es decir no superó a ninguna de las dos universidades en la cancha y solo ganó claramente a Coquimbo en la final. Ese no es un logro justo. Fue legítimo, por supuesto, pero demuestra lo poco deportivo que son estos campeonatos chilenos de ahora con el sistema de play-offs. Para más remate, en el Clausura, en que la Unión actuaba como campeón, llegó décimo, con 21 puntos, lejos de la Católica que ganó otra vez la fase regular con 46 puntos. En la suma del año Unión Española terminó octavo, detrás de los 4 grandes (UC, "U", Colo Colo y Cobreloa) y de los 3 penquistas (Concepción, Huachipato y la U de Conce) y así y todo fue a la Copa Libertadores 2006, ¡demasiado premio! pero legítimo, derecho ganado reglamentariamente.
Con ese predicamento, ojalá la "U" ganara este Clausura 2006, a donde ha avanzado rasguñando apenas. No sería un justo campeón, pero al menos llegó a las dos últimas finales y estuvo a punto, ahicito... Total, Reinado Sánchez hizo las bases pensando con el poto.
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