viernes, 23 de abril de 2010

El clasismo, como siempre

En los últimos años han habido en Chile muchas denuncias por abusos sexuales de sacerdotes católicos. En este momento me acuerdo del cura Tato y las niñitas de Quilicura, un cura Larraín en Punta Arenas, el de Melipilla-Curacaví recientemente, entre varios otros que generalmente involucran a víctimas de sectores sociales medios-bajos.

Y aunque todos esos casos fueron noticia con mayor o menor figuración, ninguna había tenido los ribetes de 'defensa moral' que se le ha dado a las denuncias actuales contra el ex-párroco del Sagrado Corazón de El Bosque (ni más ni menos), porque ahí caen de cabeza en lo más rancio y conservador de las clases dominantes.

Y en un país clasista, a esta denuncia se le da un tratamiento clasista. La radio, la televisión y la prensa tratan este caso de manera diferente, off course, porque no pueden "arriesgarse" a enfurecer a los poderes fácticos que andan con el rosario colgado en el auto. Además que los denunciantes -supongo- deben ser parte también de esa gente linda, sino no tendrían acceso a los SS.CC de El Bosque.

El abogado del cura acusado, de apellido Bulnes y hablar pepepato, hasta ahora no ha respondido ninguna pregunta periodística; en sus respuestas evade las consultas y solo plantea cuestiones morales y éticas que no son las que permitirán a la investigación judicial llegar a la verdad.
La entrevista que le hizo esta mañana el Diario de Cooperativa a este abogado fue lamentable pero decidora, pues no solo evadió las respuestas, sino que arguyó que esta investigación debía hacerse 'en secreto'.

No entiendo cómo un abogado puede ignorar que la democracia volvió a Chile hace más de 20 años. Pienso, digo, ¿será que en los fundos de su familia la democracia aún no ha llegado (y probablemente no ha existido nunca)? y si los patrones abusan de sus trabajadores y trabajadoras o el cura del pueblo de menores de edad, eso se resuelve puertas adentro y sin intervención de los organismos estatales. No me cabe otra explicación.

Un cura de la high society, defendido a brazo partido por cruzados caballeros muy high y con un abogado aún más high, contra jóvenes también "jais", un espectáculo que habrá que mirar desde un balcón, hasta que decidan taparlo con tierra. La reconstrucción, "cizarro" o cualquier otra noticia podrá servir para sacarlo de las primeras páginas, aunque a veces la morbosidad es más fuerte.

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