martes, 5 de enero de 2010

Lula

Desde hace muchos meses vengo escuchando -cada vez con más naturalidad y regularidad- todo tipo de halagos a la labor de Lula, especialmente a la gestión que ha desarrollado en su segundo mandato.

El reconocimiento viene no solo porque tiene un asombroso apoyo popular en el Brasil, que fácilmente podría permitirle un tercer período al que no intentará acceder, sino también porque lidera una forma de ver el desarrollo de América Latina, por lo que además es invitado a los más diversos foros internacionales y su voz es escuchada con respeto y atención. Incluso -dicen- su emotivo discurso fue clave para que el Comité Olímpico entregue a Rio los Juegos del 2016.

Por ello me pareció interesante reproducir el artículo del Diario HOY de Quito sobre el mandatario brasileño, porque no es una simple "lulamanía", sino que trata de dar algunas luces de por qué hoy por hoy es un personaje determinante en América Latina y el mundo.


EL HOMBRE DEL AÑO
Por Federico María Sanfeliu

En el surrealista mundo de los políticos de nuestra América Latina hay varias personalidades que merecen ser estudiadas por lo que son y por su accionar como políticos. Pero entre todos, Luiz Inácio Lula da Silva sobresale en positivo a gran distancia. Es un hombre ante todo realista: partió de la situación de su pueblo y propuso un horizonte utópico como un objetivo a realizarse. "Si al final de mi mandato los brasileños pueden desayunar, almorzar y cenar cada día, entonces habré realizado la misión de mi vida". Hoy, lo que parecía un sueño, está realizándose ya. Supo sumar: trabaja con el mejor equipo económico de su antecesor, Cardoso, y ha hecho crecer al Brasil a una tasa del 5%, con lo cual se han creado más de 7 millones de empleos que han asegurado a las familias el pan de cada día, sin necesidad de bonos.

El sindicalista del Partido del Trabajo tiene un gabinete socialmente sensible a las necesidades primarias y ha sido efectivo. Ha tenido que desprenderse de importantes nombres de su partido que por corruptos no estuvieron a la altura del papel histórico que estaban desempeñando. Supo prescindir de ellos y reflotar su autoridad sin un desgate político.

Cuando por primera vez en sus 65 años el acreditado periódico Le Monde elegía a Lula como "Hombre del año", además de considerar todo su itinerario de trabajador y sindicalista hasta presidente democráticamente electo, al cuarto intento, de un país complejo y difícil, señalaba los siguientes motivos: "Su preocupación por el desarrollo económico, la lucha contra las desigualdades y la defensa del medio ambiente".

Lula ha hecho una auténtica revolución, sin necesidad de proclamarla a todas horas ni hacerla un dogma intocable. José L. Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno socialista español, ha escrito recientemente: "Este hombre honesto, íntegro, voluntarioso y admirable, convertido en una referencia inexcusable para la izquierda del continente americano al sur de Rio Grande, tiene una visión del socialismo democrático que pone el acento en la inclusión social y en la justicia medioambiental para hacer posible una sociedad más justa, decente, fraterna y solidaria". Este es el mejor Lula.

Ha empleado abundantemente la propaganda por los medios. Lo ha señalado: "Así es como el pueblo identifica lo que hacemos para transformar la realidad". La suya ha sido una revolución silenciosa pero eficaz. La libertad de expresión y la difusión no ha sido un tema del Estado.

Los descubrimientos energéticos del Brasil le han hecho pasar de ser una potencia mundial adormecida a ser la quinta en el rango de los grandes países. No es fortuito. Mucho se le debe al presidente Luiz Inácio Lula da Silva. No me extraña "que este hombre asombre al mundo". ¿No podría ser un espejo para todos sus compañeros, es decir nuestros gobernantes?


1 comentario:

Anónimo dijo...

Fidel llama a Chávez y le pregunta:
- Compañero ¿qué estás haciendo?, a lo que Chavez le responde:
- Aquí, compañero, 'Bolivarizando' al pueblo venezolano.
- Y tú ¿qué estás haciendo? A lo que Fidel responde:
- Yo aquí, 'Marti-rizando' al pueblo Cubano.