Este gobierno de Sebastián Piñera está lleno de contradicciones que hacen que nadie sepa para dónde va, qué rumbo se ha trazado, cuáles son sus objetivos, excepto mantenerse en el poder. De modo simplista uno tiende a decir que cuida los intereses de los más ricos (es decir, de ellos mismos), pero como se mueve en una ineptitud sin límites, todo intento de definición se pierde en la nada de su no acción.
Sin embargo algunas cosas alcanzan a vislumbrarse en medio de esa nada:
De partida, que es un gobierno que privilegia la fuerza. La acción política hacia la sociedad la desarrolla con lógica de guerra. Como todos somos sus enemigos, se busca acallar los conflictos sociales mandando a las Fuerzas Especiales a reprimir las demandas. Así fue en Aysén, en Freirina, en las caletas pesqueras, en la Araucanía, en los colegios en toma y en las calles contra los estudiantes. La represión es la respuesta más fácil y a la vez la menos inteligente, porque muestra que no saben responder a las demandas y no tienen capacidad ni intención de dialogar.
Además, las declaraciones públicas de los personeros de gobierno solo ayudan a hacer más impresentable su rol de autoridad. Que Piñera diga que los estudiantes representan el 0,1% es una provocación; que el ministro Beyer diga que no hay lucro en la educación en Chile es una provocación; que Mañalich diga que se acabaron las listas de espera AUGE en hospitales y consultorios por "resolución administrativa" es un insulto a la gente, es tratarla de tonta.
Pero hay otro escenario: el del Ministerio del Interior y los tribunales de justicia. Al gobierno le molesta que los jueces fallen contra sus intereses en casos super politizados y mediatizados, como el caso bombas y recién en el caso Pitronello. En su lógica de guerra (o más bien dicho fascista) en Interior pretenden que todo lo que ellos llaman "terrorista" sea ratificado así por los tribunales, sin importar si las pruebas justifican ese calificativo. Hay personas que han sido estigmatizadas solo porque el gobierno acusa por la prensa, con gran impacto mediático, algo que después no pueden demostrar en tribunales. Y así van poco a poco desacreditando a la justicia quizás con qué oscuros fines.
En este descaro hay un hecho demasiado desvergozado: la semana pasada la Corte Marcial absolvió al carabinero que asesinó en agosto de 2009 al comunero mapuche Jaime Mendoza Collío en el desalojo de un fundo en la comuna de Ercilla, argumentando que disparó en defensa propia. Sin embargo, TODOS los testimonios y peritajes han demostrado que Mendoza Collío fue asesinado por la espalda. ¿Cómo puede ser que los jueces militares consideren que asesinar por la espalda es un acto de defensa propia? El cabo Miguel Jara cumplía una condena de 5 años y un día de presidio determinado por el tribunal de primera instancia, pero la Corte Marcial revocó esa resolución y volvió todo a cero. Es una sinvergüenzura, un descaro. Es indigno, descriteriado. Es un insulto a la razón.
Fotos: Villafrancia.
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