Conocí a Jorge Guerra en Quito y compartimos muchas cosas de las primeras épocas del exilio. Luego de llegar a la capital de los ecuatorianos, Jorge empezó a realizar Pin-Pon para Canal 8 con el maestro Oscar Vargas. Y tuvo una apasionada relación con Ilonka, una mujer extremadamente solidaria, una de las más solidarias y a la que nunca se le ha reconocido y agradecido todo lo que entregó en apoyo a los que llegaron buscando refugio desde el Cono Sur.
Por la casa de Ilonka (profesora de la Escuela de Teatro de la Universidad Central), donde vivía Jorge, pasaron decenas de chilenos, muchachos jóvenes la mayoría, que al llegar a la ciudad no tenían donde alojar. A veces habían hasta 5 y 6 a la vez. Ellos iban encontrando un lugar donde mudarse y llegaban otros, ahí en un altillo, a dormir en sacos y colchonetas. Cuantas horas pasamos conversando con Jorge en ese altillo. Como él realizaba actividades artísticas no cumplía horario de oficina, por lo tanto tuvimos un contacto permanente durante esos años en Quito, 1975-76 más o menos.
Así contaba Jorge su llegada a Quito en una entrevista: "Desde el avión sentí, por estas percepciones que uno tiene, que llegaba a una ciudad muy linda, Quito, y me pareció que ahí me iba a quedar y así fue. Pero, igual dormí en las calles y que sé yo. Gané un concurso de oposición y merecimientos y fui profesor en la Escuela de Teatro. Formé un grupo con la maestra Ilonka Vargas y hasta hoy, todos mis alumnos están haciendo teatro".
Jorge hizo teatro en Quito y presentó varias obras, con la Marisol, con Ilonka y con varios destacados actores ecuatorianos. Después viajó a Cuba y ahí se quedó pegado.
"Mi madre, en uno de sus viajes a Ecuador me dijo que me acordara que yo tenía un grave problema en mi pierna y me tenía que operar. Hice las indagaciones y pregunté si podía ir a operarme a Cuba porque era gratis. Me fui a La Habana, me operé allá y llevé mis 32 personajes que yo había grabado para la televisión ecuatoriana, que no se emitieron al aire porque se dieron cuenta que algún sentido social tenían. Esos personajes los convertí en un café concert y eso me valió una invitación para ser director artístico en la televisión cubana. Regresé a Ecuador por un año, cerré todas mis cosas y me fui a La Habana, donde estuve 10 años. Tengo menciones, medallas y premios que nunca se le habían dado a un extranjero. Eso nunca se supo en Chile, porque era La Habana y no París."
Al principio de los 90 Jorge regresó a Chile. Hizo una breve temporada de Pin-Pon y nada más en la televisión. Esa televisión que le dio la espalda pero que hoy rasgará vestiduras elogiando el arte de Jorge Guerra. Sin embargo, siempre tenía actividades en teatros, comunas y eventos en todo el país, así como dar clases también, lo que no le permitía tener una situación económica holgada.
La última vez que lo vi fue hace unos meses. Nos encontramos a boca de jarro en Morandé con Agustinas. Me contó que había estado en Quito, porque lo habían invitado para hacerle un reconocimiento y que se había reencontrado una vez más con su calidez, su calidad de vida, la amabilidad y solidaridad de los ecuatorianos, con los viejos amigos. Había vuelto con el corazón lleno de alegrías.
El mismo corazón que lo traicionó, quizás cansado de tanta sensibilidad que Jorge derrochaba siempre. Porque conocí más al ser humano Jorge Guerra que al personaje Pin-Pon, por más que fueran demasiado simbióticos.
Un resumen de sus datos en El Mercurio de hoy.
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