viernes, 28 de noviembre de 2008

La felicidad de los sábados

Como conté hace un año atrás, en otro post, yo colecciono boletos de micro desde hace más de 18 años. Me llamaban enormemente la atención los colores y los diseños de esos papelitos rectangulares que entrega el chofer del transporte público al cancelar el pasaje. Juntaba y juntaba y me conocía todos los que tenía. Y un buen día amanecí con una "brillante idea" y empecé a ponerlos en hojas e hice un álbum, que era mi gran orgullo y tesoro.
Pero de repente... (tatatan, como en las películas) ...conocí al grupo de amigos que me ha cambiado la vida: a otros coleccionistas de boletos, quienes se reúnen hace más de 15 años en unas bancas del Bío-Bío. Fue en octubre del 2006 y fue por casualidad, como pasan casi todas las cosas importantes.
Nos juntamos todos los sábados ahí en el Persa Bío-Bío y lo que era una reunión para intercambiar y conocer novedades se fue transformando con el tiempo en algo más, en un momento de compartir que creo que todos lo valoramos enormemente, porque son pocos los que faltan y solo cuando hay razones como turnos en el trabajo o compromisos ineludibles.
Y ahora muchos (me lo han dicho) esperamos el día sábado para conversar, reirnos con las tallas y las ocurrencias, intercambiar, mirar el álbum de otro y compartir finalmente, mientras tomamos coca-cola y comemos cualquier lesera (porque eso al final es lo de menos).

Después supe que hace años querían organizarse formalmente, así que nos movimos y en agosto nos constituimos como organismo funcional, con estatutos, objetivos, personalidad jurídica, RUT y todo eso. Nos llamamos Agrupación de Coleccionistas de Boletos "Boleccionistas".
Luego vino el siguiente paso: ¿por qué no organizamos una exposición de colecciones? Y en eso estamos, preparándola!!!
Será el próximo sábado 6, eso lo contaré en el siguiente post. Y para promover la exposición y mostrarnos como organización hemos creado un blog, que invito a todos a que lo conozcan. La dirección es: http://boleccionistas-coleccionistas.blogspot.com/

jueves, 20 de noviembre de 2008

La huelga de los empleados públicos

Una difícil situación se vive en estos días en Chile. Los trabajadores del Estado han paralizado sus labores en demanda de aumentos salariales. Las negociaciones con el gobierno han sido difíciles y no parecen ir en camino a solución, pues las posiciones de ambas partes están muy alejadas. Mientras los empleados públicos exigen un 14,5% de aumento, el gobierno ofrece un 9,5%, dado que el aumento del costo de la vida durante el año 2008 está entre el ocho y nueve por ciento. Al parecer los trabajadores aceptarían la oferta de un incremento del 10% pero el ministro de Hacienda hasta ahora no ha cedido.
En estas negociaciones se ha dado una situación especial: el gobierno propuso primeramente un aumento escalonado en 3 tramos, en que los menores salarios reciban un aumento más alto y los mayores sueldos un incremento menor, lo que es coherente con la política que ha impulsado la Presidenta y coherente en sí mismo además, pero los dirigentes de la ANEF (Asociación Nacional de Empleados Fiscales) se opusieron demagógicamente a esa estratificación. Después el gobierno propuso un aumento del 10% para todos los que ganen menos de 3 millones de pesos (US$ 4.700) pero también se opusieron, a pesar que es habitual que la gente proteste por los altos ingresos de parlamentarios, magistrados y otras autoridades. ¿Quién entiende?
Más allá de esas negociaciones, los funcionarios estatales han realizado masivas manifestaciones, en distintas ciudades del país y ayer más de 25.000 marcharon en Valparaíso, en dirección al Congreso donde se discutía el proyecto de aumento salarial. En la foto uno de mis hermanos "piteando" en Puerto Montt.
Veremos qué sucede. Pero mientras tanto, no hay atención en hospitales, en el Registro Civil, Impuestos Internos, en municipios, etc. Un caos obviamente.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Nadie podrá quedar indiferente

Tal como se preveía, Barack Obama acaba de ganar las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Y desde hoy la historia se escribirá con un antes y un después. Más allá del éxito que tenga Obama en el gobierno, su triunfo señala un cambio, un giro, un hito histórico.
Como lo ha dicho esta noche, en un parque en Chicago pero seguido en el mundo entero, en su primer discurso en calidad de presidente electo, esa mujer negra que en Montgomery hace algo más de 50 años dio el ejemplo que iniciaría la lucha por los derechos civiles nunca pudo imaginar que uno de ellos llegaría un día a la Casa Blanca.
Pero el triunfo de Obama no solo tiene connotaciones raciales. Tiene también los componentes del nuevo liderazgo que encarna. Obama ha logrado atraer a los jóvenes con su discurso, y fueron millones los que se inscribieron por primera vez para votar. En esta elección votaron 28 millones de personas más que en 2004, de los que la mayoría son jóvenes. Y el 78% de los votantes entre 18 y 25 años votaron por Obama. Pero también se incorporaron latinos y afroamericanos, que han visto que, como dice su campaña "si se puede" (yes, we can), se puede llegar lejos si se tiene voluntad, convicción, aún siendo parte de los discriminados. Es decir, hay una renovación generacional que le hace bien a la política, a los países, a los gobiernos. Incluso ese estilo como de rockstar es una forma moderna que pone distancia con la política acartonada de quienes son parte del sistema.
Para los que estamos fuera de EE.UU., todo lo que se sabe de Obama es lo que se ha venido escuchando y viendo en las noticias, que por lo general no son más que cuñas de 20 ó 30 segundos, pero yo nunca había visto hasta ahora un discurso de Barack Obama y me impresionó enormemente.
Me impresionó, primero que nada, la serenidad con la que enfrentó un momento tan importante y emotivo en la vida de cualquier persona; me impresionó la claridad de sus ideas y conceptos, la facilidad con que se expresa y lo bien que modula; me impresionó la forma de asumir el inmenso desafío de ser "el dueño del mundo".
Pero también me gustó mucho que en un discurso muy breve, que era fundamentalmente de agradecimiento y celebración, tocara de inmediato puntos importantes: habló de las dos guerras, de los soldados en Irak y Afganistán, de la gente que ha perdido sus casas y de la relación que debe existir entre el éxito de Wall Street y la calidad de vida de la gente común. Es decir, puso el acento en los temas más cruciales, que son las peores herencias que deja Bush, eso ya le da un sello, inmediatamente.
Y me encantó como abordó el tema racial, porque lo hizo casi poéticamente. Habló de Lincoln, de la mujer de Montgomery, de Martin Luther King y de aquella anciana negra de Atlanta de 106 años que nació siendo esclava y hoy había votado por primera vez.
Y en su relación con el mundo, habló de colaboración y no de enfrentamiento.
Con una trascendencia y resonancia muy distinta, el triunfo de Obama, que incide en el mundo entero, tiene el mismo significado que el de Michelle Bachelet hace casi tres años en Chile: la primera mujer, el primer negro, son símbolos de apertura. La discriminación no va a terminar por ese solo hecho, pero la sociedad reacciona distinto y tiene otra mirada. Y eso en sí mismo ya es positivo.
Lo ocurrido este 4 de noviembre en Estados Unidos podría ser algo así como el inicio del siglo XXI, ni más ni menos. ¿O le pongo demasiado?.